AUTORA: Charo Díaz Peral. Salamanca 2014
http://www.mcep.es/2016/10/03/libros-y-materiales-textos-libres-charo-diaz-peral/#more-1531
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LA GELATINA
Hubo un tiempo de escuela ya casi difuminado en el recuerdo, cuando el
horario no estaba encasillado en una página cuadriculada de espacios simétricos,
en el cual el aula era como una pequeña colmena de actividad incesante.
Había un horario, sí, una programación, unas actividades y un control de los
procesos, pero en todos ellos estaban implicadas todas las personas de la colectividad:
la maestra, las niñas y los niños y en casos concretos las gentes del
pueblo como fuentes orales en las entrevistas y trabajos de investigación.
Había un tiempo de libre disposición para realizar individualmente actividades
del Plan Semanal de Trabajo.
Hay quien se levanta a buscar un atlas o un diccionario o quien se dirige a
consultar las fichas de autocorrección.
0* que está iniciando la práctica de la división viene a mi mesa con expresión
dubitativa:
- Me he atascado
Intento explicarle aquello del cero en el cociente...
- Pero si eso ya me lo explicaste ayer
Y se marcha a su sitio sin dejarme terminar. Al poco tiempo comenta:
- Ya estoy cansado de hacer cuentas.
Le miro con actitud de espera.
- Las hago después, ahora voy a hacer otra cosa.
Y un tiempo para la Puesta en Común.
Contenidos de la Programación, control de las actividades, explicaciones,
nuevo Plan de Trabajo...
Tiempo para las actividades de creación personal.
D* ha traído una rana en una lata. La ha colocado encima del pupitre e increíblemente
la rana permanece inmóvil mientras D* cuenta los dedos de sus
patas, describe su piel, su forma y su color. Los anfibios van a ser el tema de
su conferencia.
Tiempo para tomar decisiones y planificar nuestro trabajo
Y un tiempo para leer textos libres, esos textos en los que la vida a
borbotones llegaba a la escuela; selección por votación de uno de ellos y el
posterior enriquecimiento colectivo, cuando el lenguaje y la palabra se hacían
protagonistas.
Y un tiempo para la impresión del periódico escolar en "la gelatina". La
bandeja con aquella pasta elaborada con cola de pescado, glicerina y azúcar
era el recurso más novedoso en nuestra escuela. Aquella singular imprenta,
que desterró el papel de calco permitiendo hacer una considerable cantidad de
copias de nuestros textos y dibujos, cambió significativamente la acción escolar
constituyendo uno de los elementos más importantes de la motivación. Un
recurso que suprimió paredes y cruzó los linderos del pueblo.
La impresión del periódico escolar que recogía textos con nuestras costumbres
y tradiciones, nuestras opiniones, nuestros poemas y nuestras vivencias
y la posterior difusión en el entorno o en lugares lejanos de la geografía
española a través de la correspondencia escolar, sólo fue posible por el uso de
esta sencilla, económica y accesible "imprenta".
Esta actividad requería una actuación en equipo en la que se implicaban
todos los escolares, una organización del trabajo y distribución de las tareas,
una gestión de los costes y una motivación mutua para el esfuerzo y la realización
de las cosas bien hechas.
Hubo un tiempo en que la acción de aprender y crear en la escuela no
estaba confinada en los casilleros de un horario que terminaba a las cinco de la
tarde.
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